lunes, 31 de mayo de 2010

Clint Eastwood: el último clásico de Hollywood cumple 80 años

El mundo del cine está de enhorabuena, Clint Eastwood ha sumado hoy 80 primaveras, pero la palabra “retiro” no parece estar en su diccionario particular. Es más, si hace unos meses presentaba Invictus, ahora se encuentra inmerso en la producción del que será su primer thriller sobrenatural Hereafter (tengo especial curiosidad en cómo resultará); además de empezar a preparar otro nuevo 'biopic', en este caso de uno de los personajes más odiados y amados de la historia de los Estados Unidos, el que fuera jefe de FBI J. Edgar Hoover.

Por desgracia, todo hace pensar que posiblemente ya sólo disfrutaremos de su faceta como director y nunca más tendremos delante de la pantalla al eterno hombre duro. Me sabe especialmente mal porque no le hayan dado el Oscar al mejor actor en toda su historia y muchas veces se lo ha merecido con creces (la última en Gran Torino). Eso sí, su faceta como director le reporta más alegrías, aunque encuentro que precisamente Gran Torino fue injustamente olvidada en la ceremonia de los Oscar del año pasado.

Hay muchas cosas que me gustan de Clint Eastwood, pero una en especial: me fascina como convierte presuntos "argumentos de telefilme" en peliculones y ese es un don del que pocos pueden presumir. Eastwood nunca ha necesitado recurrir a la espectacularidad para hacer una buena película (para empezar no trabaja con grandes presupuestos). Él siempre prefiere la sencillez a la hora de contar historias, aunque detrás de esa simpleza se esconde un gran simbolismo –sus filmes están llenos de detalles dignos de interpretar-, además de compartir la mayoría de ellas temáticas más o menos recurrentes y críticas (especialmente habituales son la violencia y la religión).

Cualquier cosa que diga de uno de los mejores directores del mundo se quedaría corta, de la misma manera que no puedo esconder mi admiración por él. Desde aquí sólo puedo desear que tengamos entre nosotros muchos años más de Clint Eastwood. Aún tiene mucho que contar. Lo sé.

domingo, 30 de mayo de 2010

The End: el mejor regalo de Navidad


Cojo aire, esbozo una sonrisa y suspiro. Me paso un pañuelo por las mejillas para secar un par de lágrimas que aún caen mientras pienso: “Sí, lo han vuelto a hacer”. Es la segunda vez que veo “The End” y he llorado como la primera vez, o quizás incluso más. Ahora lo he disfrutado con todas sus letras, posiblemente gracias a verlo más relajada, sin la tensión de unos subtítulos fallidos ni de escenas eliminadas sin ton si son. Me he sentado a ver el doble capítulo sabiendo el final y quizá por eso, todo parecía tener más sentido, y a la vez todo me hacía emocionarme el doble.


Cada “despertar” del personaje hacía aflorar recuerdos, los cuales no sólo provocaban un choque emocional entre sus protagonistas, si no también en nosotros, su público. Hemos revivido el parto de Claire, le inventada mantequilla de cacahuete de Charlie, el momentazo de Sawyer sujetando a Juliet en “The Incident”, la ecografía de Sun, la lluvia caer sobre un Locke feliz... Recordar estos momentos es estremecerse tanto como la primera vez que vimos esas imágenes y a nosotros también nos invaden los recuerdos de todo el tiempo que hemos pasado disfrutando de esta magnífica serie. Lo que me gusta de este final es que los personajes parecen despedirse de nosotros también, uno a uno. Me parece un capítulo tremendamente poético, que inevitablemente nos llega a lo más hondo. Y es que en el segundo visionado me he dado cuenta que prácticamente ni necesito una explicación del significado de esa “realidad alternativa”. Durante días me he aferrado a la posibilidad que los flashsideways fuesen una realidad no ubicada en el tiempo de entre tantas creadas por las opciones no escogidas por los protagonistas. Una vida sin isla les hace escoger otros caminos (o no) en la vida, pero esta realidad depende de la principal, la de la isla, por tanto cuando cada uno de ellos se da cuenta quienes son en realidad, su verdadera vida, y entienden que su tiempo ha pasado, deciden dar el último paso juntos.

Me he aferrado especialmente a esta idea porque me negaba a pensar que no fuera “real” esa realidad en la que los losties eran felices. Pero después del segundo visionado, las palabras de Christian Shepard han calado en mi y creo que no hay que darle más vueltas, porque no hay nada más bello que tener unos lazos tan fuertes con otras personas. Unos lazos que nacieron en la Isla y que los unió para siempre, y por eso decidieron tener un punto de encuentro –esa otra realidad- para así finalmente, y contradiciendo a la famosa frase de Jack, no morir solos. Y ser, de esta manera, y como dicen los cuentos, felices para siempre (no creo que sea casualidad que el capítulo del despertar de Desmond se titule “Happily ever afer”).

Lost es la historia de unas personas solas, de su vida y su muerte, de ciencia y fe, de filosofía y religión (muy variadas, por cierto), del amor, y de la redención... Este último punto es, personalmente, el que más me gusta de la serie. Y de ello también hemos tenido ración en esta finale, de los cuales destaco dos momentos que también me emocionaron y me hicieron sonreir a la vez. En el primero de ellos, Ben está sentado en un banco y observa con cierto aire triste y pensativo la Iglesia a la que no va entrar. Él aún no está preparado, y posiblemente cuando lo esté, ese paso lo haga junto a Alex, la persona más importante de su vida. Pero antes hay mucho que reparar, necesita redimirse, para poder irse en paz. Y ante la aparición de Locke, lo único que puede hacer es pedir perdón, disculpas que John acepta con una gran sonrisa, y que allanan el camino hacia su total redención. También es posible que Benjamin desee durante un tiempo más tener una vida normal, una vida sin las equivocaciones del pasado, una vida protegiendo a Alex y demostrándole cuánto la quiere. Porque en realidad su redención empezó en la Isla y allí fue dónde por primera vez, alguien le necesitó de verdad, no tuvo que usurparle a nadie el poder (como antes hiciera con Widmore), si no que le fue concedido por sus cualidades. Ben por fin obtuvo el reconocimiento que le fue negado, alguien lo valoró y ese alguien fue Hugo, el nuevo número uno de la Isla. A lo que Ben respondió aceptando su puesto como número dos “con honor”. Y de la unión de los que antes habían sido enemigos, surgió una nueva etapa en la Isla, con reglas quizás menos absurdas, una era mucho más próspera. Porque hay otro modo de gobernar la Isla, una forma mejor, y no me cabe duda que gracias a ellos dos, en la Isla reinó la paz y la tranquilidad que nunca antes había tenido. En los próximos meses tendremos en forma vídeo de 15 minutos un pellizquito de lo que debió ser esa era. Seguro que será genial.

Pero este último capítulo también tuvo su componente épico. Un Jack tremendamente lúcido idea un plan para acabar con el Humo Negro, aunque eso le cueste dejar la vida por la Isla de la que quiso huir una vez y a la que ahora ama como su más ferviente devoto. Jack cree que ese es su destino –otro de los grandes temas de la serie- y lo acata con heroísmo. Su lucha con “Locke” (ese personaje que mancilla el nombre de nuestro hombre de fe predilecto) al borde del acantilado mientras la Isla parece hundirse acompañados de una gran tormenta es una de las escenas más épicas de la historia de la serie y que difícilmente será olvidada por nosotros. Una lucha que acaba con el disparo de la bala que Kate tenía reservada a “Smokey”. Los eternos supervivientes Sawyer y Kate se van para poder llegar al avión que está a punto de despegar con Lapidus, Miles y Richard (sumándose también Claire –quién sabe si Desmond visionó en realidad un avión y no un helicóptero en la lejana temporada 3-). Jack, por su parte, se deja la vida por salvar la Isla, y ayudado por Hugo, su fiel amigo, y Ben, el hombre que se hundiría con la Isla si eso pasara, consigue volver a poner todo en su lugar. Jack finalmente muere en el lugar en el que su historia con la Isla empezó, acompañado de Vincent, el que le despertó en el Piloto. Pero lo hace con una sonrisa, ya sea porque vislumbra esa unión de todos en la otra realidad, o sólo porque ve pasar el Ajira, la cuál será la última imagen que Jack vea antes de cerrar su ojo, ojo que fue nuestra primera imagen de la serie... y que también será la última...

Circular, poético, místico, bello... y tremendamente interpretativo. Éste ha sido el final de Lost, un final enormemente discutido, con sus seguidores y detractores, marcado por esa dualidad de posicionamientos que ha marcado la propia serie. Un final muy Lost, que resumen absolutamente su esencia. Su mejor final.

Hace varias semanas leí que Carlton Cuse y Damon Lindelof decían en una entrevista que se sentían como si estuvieran preparando un gran regalo de Navidad, que lo estaban haciendo con mucho cariño y que ahora sólo les quedaba saber si gustaría o no. Para mi, no han podido dar más en el clavo. Ha sido un regalo perfecto. Gracias por darnos “Lost”.


sábado, 22 de mayo de 2010

What They Died For: el penúltimo repaso a Lost

En dos días (¡¡¡¡sólo dos días!!!!!!) se bajará el telón para Lost. Pero antes de despedirla como dios (o Jacob) manda, no quería perder la última oportunidad de comentar un capítulo de Lost, y el penúltimo emitido, What They Died For, me ha aportado suficiente material como para seguir planteándome preguntas y realizar las últimas teorías, aún estando a tan sólo 2 horas y media de saber el final. Y tengo que reconocer que eso me encanta.

Tengo que reconocer también que al saber el título de este episodio, What They Died For, pensé que habría una verdadera carnicería en la isla, siguiendo la estela de The Candidate. En parte me equivoqué, aunque muertos ha habido y uno de ellos muy 'deseado" por mi. Un comentario algo gore, la verdad, pero estaba esperando desde hace tiempo que ocurriera. Pero no me voy a adelantar a los acontecimientos. Vayamos por partes...

El penúltimo capítulo de Lost (cómo duele decir esto) empieza con un ojo abriéndose (¿quizás el último de la serie?) que, cómo no, pertenece a Jack. Vemos una escena familiar, con su hijo y su hermanastra Claire desayunando. David le recuerda el concierto de esa noche, evento que a lo largo del capítulo pasará de ser anecdótico a crucial en el desenlace de la serie. Aunque en ese momento lo que llama más la atención es la extraña herida de Jack en el cuello. Todo apunta a que tiene algo que ver con la realidad isleña, pero es una herida que aún no se ha hecho tampoco en la línia temporal veterana... ¿Durará poco Jack en su nuevo cargo y morirá por una herida en el cuello?

Por si fuera poco, Jack recibe la llamada que esperaba: han encontrado el cadáver de su padre. Pero al otro lado de la línia no hay un operario de Oceanic, si no ¡Desmond! Y parafraseando a la madre de Hugo, le diría a Desmond: No te entiendo, pero te creo. Me parece increíble la que está montando nuestro escocés, parece que quiere juntar a todos los losties en el mismo lugar... ¿pero para hacer qué? Confío en lo que vaya a hacer, pero me es imposible imaginar cómo se van a desarrollar los siguientes acontecimientos en esta realidad.

Mientras, en la Isla, Jack, Kate, Sawyer y Hugo están destrozados por la muerte de Jin, Sun y Sayid. Pero, ¿y Lapidus? Vale, no eran íntimos, pero... no cuesta tanto pensar en él, ¿no? A continuación vemos a Jack cosiendo la herida a Kate, un homenaje en toda regla al episodio piloto, dónde la escena ocurría al revés. Me gusta que en esta sexta temporada se puedan ver autohomenajes de la serie. Son pequeños detalles que consiguen emocionar.

Pero antes que nos emocionemos demasiado, volvemos a ver a Desmond en su coche calentando motores ¡para volver a atropellar a Locke! ¡¡¡¡¿¿¿¿Otra vez?????!!!! Pero no, ¡ahí está Ben para evitarlo! ahora, mejor que no hubiera preguntado a Desmond por su identidad... Porque si pensábamos que en esta realidad Ben no recibiría... estábamos equivocados. Le da una paliza en toda regla, mientras, un Ben en shock empieza a recordar palizas de otra realidad. No es por nada, pero esta escena es incluso cómica, porque ¿hay algún personaje que haya recibido más hostias que él? No lo creo... así que, qué mejor forma de recordar, que hacer referencia a algo que era habitual en su otra realidad. Como curiosidad, Michael Emerson recibió realmente un puñetazo por parte de Henry Ian Cursik, el actor que hace de Desmond, al despistarse éste en la coreografía de golpes, dejando el ojo morado a Emerson. ¡Pobre! ¡Tanto golpe, tanto golpe, que al final recibió de verdad! Y claro, en la otra realidad no tiene -raramente- el ojo morado, así que a las maquilladoras por una vez les tocó disimular (y no pintar, como era normal) un morado a Emerson. Y si nos fijamos un poco, en algunas escenas se aprecia un ligero tono morado...
De vuelta a la Isla, el trío dinamitero formado por Ben, Richard y Miles llegan por fin a Dharmaville (¿seguro que era un atajo Ben? Porque habéis tardado la tira...). Me gustó el detalle de recordar a Alex y saber por fin que Richard había enterrado su cuerpo. Puede que sólo yo me preguntara qué había sido del cuerpo de la hija del ex lider de los Otros, pero me alegró muchísimo que me respondieran a esa pregunta. Y Ben también. Fue un mini momento emotivo, antes de que Ben reconociera que aunque él pudiera invocar al Monstruo, era el Monstruo el que le dominaba. Creo que esta reflexión no la debemos olvidar, sobretodo de cara a los acontecimientos que están a punto de ocurrir. Por cierto, mini punto para Miles por darnos esta frase: "Viví aquí hace 30 años, también conocido como la semana pasada".

Mientras recogen la dinamita al más puro estilo Ocean’s Eleven, descubren que hay alguien más en la casa. ¡¡Widmore!! Por fin los eternos enemigos frente a frente. Widmore no pierde el tiempo en chulear ante Ben, recordándole que va “tres pasos por delante de él”. Y a Ben eso no le sienta nada, nada bien. Pero “Locke” está en camino, así que Widmore y Zoe se enconden en el armario secreto de Ben, Miles sale por patas, walkie talkie en mano para comunicarse con Ben (detalle que no hay que olvidar) y el propio Ben y Richard salen al encuentro de Smokey, el cuál, en un plis, se saca del medio a Richard (Richard no ha muerto así, ¿verdad? Porque para alguien inmortal es una muerte cutre...). Ben le espera sentado en el porche, esperando vivir, o esperando morir. Smokey, ya con forma de Locke, se sienta a su lado y parecen llegar de nuevo a un acuerdo en el que Ben se quedaría la Isla. Ben ya rechazó esto una vez, ¿por qué acepta ahora? La variante de la ecuación se llama Widmore y deseo de venganza. Ben muestra a “Locke” donde está escondido, se carga a Zoe y Ben espera ansioso que se cargue a Widmore, pero el magnate y “Locke” intercambian palabras sobre porqué el inglés está en la isla y la función de Desmond, todo a cambio de no matar a Penny. Widmore le quiere contar 'un secretito' a “Locke” y no quiere que Ben se entere. Widmore, Widmore... parece que no conozcas a Ben... porque 0,05 segundos después unas cuantas balas acaban con su vida. Mentiría si dijera que no he estado deseando este momento desde que Keamy matara a Alex... En esta batalla, yo me situé en el bando Ben, y sólo perdoné un poco a Widmore cuándo éste ayudó a Locke después de salir de la isla. Pero aún así... ¡Bravo Ben!
Ahora, me quedé bastante sorprendida con la actitud del 'antes considerado personaje más maquiavélico de la Isla', preguntando a quién más había que matar. Me recordó mucho al Sayid pos muerte Nadia, cuando se pone al servicio del propio Ben. Sólo hay algo que puede justificar esta actitud: que el hombre que siempre tenía un plan, tenga de nuevo uno. Me gusta que Ben vuelva a actuar, que tenga un papel a desempeñar y que vuelva a convertirse por momentos en un personaje ambiguo, el que me hacía tener que analizar todos sus movimientos para intentar preveer sus intenciones... Siempre ha sido un personaje complejo, a medio camino entre el bien y el mal, y pese a que adoro su redención ante Ilana (creo que me sé ya de memoria su discurso), volver a la incertidumbre respecto a sus siguientes movimientos me encanta, sobretodo ahora, en el final, cuando menos lo esperaba. Pero yo confío en Benjamin Linus y creo que se la va a jugar pero bien a “Locke”, ¡ya veremos si el lunes no me tengo que tragar mis palabras!

Y dando un salto de realidad, volvemos a tener una imagen de Ben herido delante de un espejo, un Ben físicamente “Typical Island”, pero no, es el bueno del Dr. Linus. Parece que no para de darle vueltas al mensaje de Desmond (“dejarlo atrás”), el cual le transmite a Locke. Y esas palabras hacen mella en Locke, planteándose la operación que le ofreció Jack... Por otro lado, ¡sorpresa! Desmond se entrega en la comisaría de Sawyer y Miles, y se reúne en los calabozos con Sayid y Kate... ¿Por qué? No tardaremos en saberlo, pero Sawyer y Miles se van de concierto, allí estará Charlotte... Y Desmond ha ideado un plan de fuga, comprando a la poli Ana Lucía y con la colaboración de Hugo. Todo con una condición: ir al famoso concierto. Soy yo... ¿o va a haber un reencuentro bestial? ¿qué pasa si coinciden todos en el mismo lugar? ¿qué consecuencias tendrá? ¿Estará Juliet como madre de David? ¿Se tomará el famoso café con Sawyer? Espero y deseo que así sea.

En la Isla, Jacob ha decidido reunir a sus pocos candidatos vivos. Y alrededor del fuego ocurre una de las mejores escenas. En lo que tarden en arder las cenizas de Jacob, ha de haber un nuevo protector de la Isla. Me gusta que Jacob se deje preguntar por sus candidatos, y aplaudí que fueran respuestas tan naturales y lógicas, como la de Kate. Para mi es la diferencia entre Across the Sea y este episodio. Se puede responder a las preguntas y se puede hacer desde la Isla y porque vengan a cuento. El capítulo anterior yo lo hubiera resumido e incluido a modo de flashbacks en éste, durante esta escena.
La cuestión es que tenemos nuevo candidato: Jack. Jacob les ha dejado escoger (algo que él no pudo) y el doctor, más 'Locke-hombre de fe' que nunca, decide que ha de ser él. Y después del ritual de bendición del agua, Jack se convierte en “Jackob”. Y de nuevo juntos, los cuatro losties se reúnen para proteger la luz de la Isla y matar a “Locke”...

Al otro lado de la realidad somos testigos de un momento tierno y bonito, algo que en la biografía de Ben no es muy habitual. Y es que después de que Alex se preocupe por él (¡como pueden hacerle daño al hombre más bueno del mundo!), se ofrece a llevarlo a casa en el coche de su madre. Y ahí está Danielle Rousseau, quien decide “secuestrar” al maestro e invitarlo a cenar. Danielle le agradece a Ben como trata a su hija, ya que ésta le considera como un padre, a lo que Dr. Linus no puede evitar emocionarse. Danielle se enternece y... oooooh ¡si las miradas hablaran! Me gustó esta unión, porque siempre pensé –en mi mundo de yupi , todo sea dicho jajaja- que se podrían haber juntado y criar juntos a Alex, la primera por madre natural y el segundo porque siempre se comportó como tal. Y ahora resulta que esto va a ser posible. Sinceramente, pase lo que pase en el final, espero que este aspecto no cambie, porque me encantó y creo que es el mejor final para Ben.
Los últimos minutos del capítulo nos muestran la excursión de Ben y “Locke” hacia el pozo donde se supone que está Desmond. No sin antes preguntar Linus a “Locke”: “¿por qué te tomas la molestia en andar si puedes convertirte en humo cuando quieras?” A lo que éste responde: “me gusta sentir los pies sobre la tierra, me recuerda que yo era humano”. Creo que esto demuestra sin dudas que el humo es el hermano de Jacob (sería tan feliz si pudiera referirme con un nombre a este personaje...), y no un ser aparte... por si alguien aún dudaba de este punto.

Cuando los dos llegan al pozo se dan cuenta que Desmond no está, alguien lo ha ayudado a salir (¡¿quién narices lo ha hecho?!). Pero Locke ya no quiere matarlo, si no usarlo para destruir la isla. (¿has oido Ben? Por si aún dudabas sobre unirte al lado oscuro, no creo que te quede Isla que heredar si dejas actuar a este energúmeno...). Pero... ¿ganará “Locke” la batalla y por eso la isla está hundida en la realidad alternativa?

Y aquí se pone punto y final al penúltimo episodio de Lost. Un capítulo sin una centricidad exclusiva, pero donde el peso de los personajes de Jack, Desmond, Locke y Ben ha sido importante, aportando un plus de interés e intensidad básicos para encarar el final. Ahora las fichas ya están colocadas en el tablero, ya tenemos las base del final. Sólo queda jugar la última partida. Y este episodio se ha comportado como buen telonero, dejando la acción en alto y provocando una sensación de nervios, ansias y algo de tristeza y melancolía entre los seguidores. Porque señores, esto se acaba. El día ha llegado. Este domingo-lunes la partida acabará para siempre. Pero esperemos que nos deje muuuuuchoooo material para comentar, y sí, para comernos las cabeza durante unos días, semanas o incluso meses.

Ahora sólo queda disfrutar por última vez de la sensación de incertidumbre y dejarnos llevar.

¡Nos vemos en la nueva era post-Lost!

domingo, 16 de mayo de 2010

Sólo queda una semana...

Una semana de nervios, de teorías, de ilusión, de decepción, de esperanza, de misterio...

Una semana de conversaciones sobre ciencia y fe...

Una semana para hacer el listado de preguntas que jamás tendrán respuesta...

Una semana para continuar teniendo miedo a que no nos guste el final...

Una semana para decidir si quemar la isla si no lo hace y poner a sus guionistas en búsqueda y captura...

Una semana para encumbrar a los mismos guionistas si dan en el clavo...

Una semana para unir dos realidades...

Una semana para tratar de adivinar el futuro de Jack, Kate, Hugo, Sawyer, Claire, Ben, Richard, Miles, Desmond, Widmore, ¿Lapidus?... y el Hombre de Negro...

Una semana para hacer quinielas de candidatos a vivir... y candidatos a morir...

Una semana para certificar si Jack será el nuevo Jacob...

Una semana para que Kate se decida entre sus dos hombres... o no...

¿Una semana para que Claire se suba en el helicóptero que visionó Desmond?

¿Una semana para que Richard deje de ser ‘Ab aeterno’?

Una semana para saber si el hombre que siempre tenía un plan, sigue teniendo uno...

Una semana para oír por última vez ‘Dude’, ‘Brotha’ y ‘Son of a bitch’ en boca de Hugo, Desmond y Sawyer...

Una semana que dejará en muchos rostros lágrimas mientras suena el mágico Life and death de Michael Giacchino...


Una semana, sólo 7 días, para que simplemente pase a la historia la serie que ha tenido a medio mundo en vilo durante 6 temporadas. La serie que cambió la ficción y que revolucionó Internet.


Sea como sea, la suerte está echada.

Sólo 7 días para El Final.

Namaste.



Robin Hood... ¿Qué hay de nuevo?

Una nueva versión del clásico de Robin Hood ha llegado este fin de semana a las carteleras españolas. Viene precedida de conocidas adaptaciones como la de Errol Flynn o Kevin Costner, sin olvidar la versión animada de Disney. Parece que ya todo está dicho sobre el ladrón que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Pero Ridley Scott y Russell Crowe aún tienen algo nuevo que contar.


Y es que este Robin Hood del 2010 acaba donde las otras empiezan, ya que presenta los orígenes del héroe de la Inglaterra del siglo XII. Cómo pasó de servir al rey como un destacado arquero, a estar al otro lado de la ley. Y se nos muestra un Hood más humano que héroe y con cierto punto trágico. Es curioso como en los últimos tiempos las adaptaciones a la gran pantalla de un buen número de héroes, ya sean literarios o del mundo del cómic (como Batman o incluso James Bond), se han vuelto más trágicas, ya que se nos presenta a un protagonista que también pierde, que sufre. Son héroes envueltos de una humanidad que los acerca más al público. Russell Crowe, una década más tarde de dar vida al máximo exponente de héroe trágico que fue en Gladiator, vuelve a meterse en la piel de este prototipo de personaje, aunque quizás en este caso, el espectador sufre algo menos con él y disfruta algo más.


Aún así, Robin Hood también tiene momentos que hacen sonreír al espectador. De esto se ocupan los amigos y escuderos de Robin y el fraile del pueblo (especialmente ingenioso cuando decide sacarse de encima a los franceses a base de abejas). Como curiosidad, en el primer grupo se encuentra Kevin Durand interpretando a 'Pequeño John' (jajaja). ¿Qué quién es? Ahora mismo te refresco la memoria. ¿Has visto Lost? Si es no, pasa al siguiente párrafo y si no has visto el final de la Cuarta Temporada también. Vale, ahora sí. Kevin fue el mercenario de Widmore, Martin Keamy, asesino de Alex que fue posteriormente asesinado con mucha, mucha rabia por Ben, explosionando como consecuencia el Kahana. Resumiendo, en Robin Hood es más fácil cogerle cariño que en Lost.


Cabe destacar también a Cate Blanchett, en el papel Lady Marian. Y como acostumbra a pasar también en estos últimos años, no interpreta como se suele esperar a la típica damisela en peligro, si no a una mujer completamente autosuficiente y luchadora.


En definitiva, se trata de una más que aceptable película de aventuras, con buenas dosis de acción (espadas, flechas y alguna explosión) y una pizquita de humor y amor, amenizado todo con una banda sonora de aires célticos y unos paisajes absolutamente preciosos.


Punto negativo: la primera media hora es algo lenta y cuesta entrar en la historia.

Punto positivo: los planos en la batalla contra los franceses en el acantilado, espectaculares.


Os dejo un par de tráilers:




lunes, 10 de mayo de 2010

Recordando las series de la infancia (Parte I)



Ahora somos muchos los aficionados a las series, ¿pero hasta qué punto no les debemos a los dibujos animados de nuestra infancia nuestra pasión por este tipo de ficción? Hoy quiero hacer un homenaje a las series con las que crecí, aquellas que me marcaron y que posiblemente comparta con muchos de vosotros. No están todas las que son, pero son todas las que están:

La vuelta al mundo en 80 días: Sin duda una de las que más me marcó y que incluso consiguió que años más tarde quisiera leer este clásico de Julio Verne. Rigodón y Tico están en mi podio de personajes más recordados.



Dartacán: Sigo con los clásicos, está vez la adaptación de D'Artagnan y los tres mosqueteros. Muñecos, cintas de VHS, cómics, tenía todo el pack. He aquí la que fue una seguidora muy fiel. Años más tarde sigo buscando un ejemplar a buen precio del clásico de Alejandro Dumas. Mientras tanto, me conformo con sus mil y una versiones cinematográficas.



Muppet Babies: Aún tengo en mente ese doblaje sudamericano... no sé si por ello, o por la serie en si, pero me hacía reir mucho. También me hacía soñar, siempre tenía cierto elemento fantástico e imaginativo que iba mucho conmigo. O cuando metían trozos de Star Wars... creo que con 7 u 8 años vi las pelis de George Lucas por entregas en varios capítulos de la serie. Por cierto, ¿Por qué la gallina cruzó el camino? ;)




Los Fruittis: Creo que fue la primera serie que seguí religiosamente con 4 años. Aunque los años digamos que le han hecho perder cierto encanto: al volver a ver vídeos por youtube te das cuenta que los fotogramas se repetían continuamente. No debía haber un presupuesto muy abundante xD



Los Trotamúsicos: El cassette de estos dibujos lo tengo todavía, aunque no sé como no acabó rallado de tanto escucharlo. Quizás me marcó más la banda sonora que los dibujos en sí. Por cierto, otra adaptación de un clásico, en este caso, Los músicos de Bremen.



La llamada de los Gnomos: Sé que muchos recordaréis más David el Gnomo, pero curiosamente, en mi memoria, y en mis viejos VHS, persiste más esta secuela.



El inspector Gadget: Podía ver los mismo capítulos 10 veces y me seguían gustando. Creo que en realidad sólo esperaba el momento de “este mensaje se autodestruirá en 30 segundos”. Era hilarante, la verdad xD Recuerdo con cariño jugar en el patio del colegio y cómo nadie quería ser els inspector y todas Sophie. Yo siempre acababa siendo el perro xD Por cierto, la voz del inspector Gadget la ponía el recientemente desaparecido Jordi Estadella.




La banda de Mozart: A veces pensaba que esta serie sólo la veía yo, pero me daba igual. Me encantaba. Incluso me motivó para estudiar música en el colegio. Lo sé, mis motivaciones para estudiar son realmente extrañas. ¿pero quién no podía interesarse en la música clásica con un Chopen, Beethoven, Mozart y Verdi tan guays? Una camiseta dibujada por mi padre -¡qué crack!- certifica mi seguimiento de esta serie.




Érase una vez...: ¡TODO! Esta serie nos explicó el cuerpo humano, historia, los inventores... A mi me gustaba sobretodo el cuerpo humano, por aquellos lejanos años en que pensaba que sería doctora y me empollaba los libros y VHS de la serie xD



Y hasta aquí por hoy. Realmente me ha salido una lista muy extensa, que iré publicando en varias entradas. Haciendo este post me he dado cuenta de la cantidad tan grande de series de dibujos que vi en mi infancia y lo mucho que seguí algunas de ellas. Es inevitable ponerse melancólica con este tipo de publicaciones. Pero de tanto en tanto, no va mal recordar de dónde venimos, ¿no?

domingo, 2 de mayo de 2010

Internet, la televisión y el cine: Condenados a entenderse

Locke descargándose el próximo episodio de Lost


Ya hace tiempo que pienso que Cuatro con Lost no está acertando. No porque la cambie de hora y día continuamente por su falta de audiencia, algo que considero hasta cierto punto lógico, ya que se trata de una tv privada que busca beneficios, nada más. Creo que el error de Cuatro ha sido no analizar el público de Lost. Los seguidores de la serie se caracterizan por no esperar ni 24h a su emisión en EE. UU. para descargarse el episodio. Las ansias pueden. Este público lo ve en V.O. con subtítulos. Por mucho que Cuatro decidiera acortar el plazo de emisión a tan sólo una semana respecto EE. UU., doblaje incluido, son pocos los que no hubieran visionado ya el episodio. Con lo cuál, la serie más descargada en Internet, y por tanto, una de las series de mayor éxito, no veía reflejado en audiencia estos espectadores. Siempre he pensado que les hubiera ido mejor dar el episodio al día siguiente que EE. UU. en prime time y en V. O. S. Ahora parece que a Cuatro se le ha encendido la bombillita, y está decidida a emitir el episodio final de Lost en V.O.S. a la vez que en EE. UU., lo que en hora española serán las 5 de la mañana de la noche del 23 al 24 de mayo, de aquí a tres semanas justas. (sí, técnicamente serían las 3 de la mañana, desconozco porqué se emite a las 5... quizás por los subtítulos, quizás porque toman como referencia la hora de la costa Oeste... a saber...). En este momento aún no me atrevo a hacer previsiones respecto a su audiencia, pero dudo que haya más gente a esa hora viendo la tele que los más ansiosos seguidores de la serie. Los barceloneses estamos de suerte, ese lunes es fiesta y si no nos importa acostarnos a las 7 de la mañana, pues aguantaremos. El resto, es posible que sea más complicado que lo puedan seguir. De todas maneras, creo que es una buena iniciativa y por una vez, Cuatro llegará antes que Internet, o al menos, casi a la par.


¿Y por qué expongo todo esto? A parte de para informar a algún fan de la serie despistado que aún no se haya enterado, porque creo que las televisiones poco a poco se van a ir dando cuenta del poder de Internet, y que por tanto, a los programadores les va a tocar exprimirse el cerebro para conseguir que ciertos programas y, especialmente, series tengan éxito. Para ello creo que seria necesario realizar -si no se hacen ya- estudios de audiencia potencial de una serie, y aquella que puede ir dirigida a un público joven y seriéfilo, probar a empezar a hacer emisiones con pocos días –o si es un único día, casi mejor- de diferencia respecto a EE. UU. y emitirla en versión original con subtítulos. Puede que al principio parezca una estrategia arriesgada, aunque creo que de esta manera se mataría dos pájaros de un tiro: se evitaría que el público la tuviera que buscar por Internet y quizás empezaríamos a dejar de estar a la cola de Europa en cuanto a nivel de inglés. Porque cómo siempre, aquí los debates sobre el idioma de las películas y series van con retraso. No, ya no toca lo del doblaje en catalán (esto hubiera tocado hace 20 años más bien...), si acaso, los subtítulos en catalán. Porque habría que empezar a distribuir de forma importante un mayor número de copias de las películas en versión original (50% me parecería correcto para empezar). En otros países de Europa lo hacen y no les pasa nada. No entiendo la fobia que hay aquí a las palabras “versión original”.


En fin, volviendo un poco al tema principal, hay que empezar a arriesgar, el modelo de televisión ha cambiado, no sólo por la TDT, si no a causa de Internet. No basta con colgar episodios en la web después de su emisión por tv, o que un programa tenga facebook o twiter. Ahora han empezado a surgir televisiones con Internet, como la de Sony, así que ver series on-line en el sofá puede ser una acción cada día más común y sencilla. Por tanto, o las cadenas empiezan a pensar en estrategias, o lo van a tener crudo en un futuro.


¡Ah! Y para aquellos que piensen en la ley Sinde. Sigo pensando que la solución no es restringir Internet, si no buscar fórmulas para sacarle partido. ¿Qué es complicado? Obviamente. Pero ser ministro de Cultura ha de ser algo más que ir a estrenos de cine gratis, ¿no?