domingo, 26 de diciembre de 2010

Ley Sinde: Ya basta de hipocresía


Llevo varios días escuchando y leyendo opiniones varias alrededor de la controvertida ley propuesta por la ministra de cultura, y no he dejado de “flipar”. A todos los que defienden esta ley les haría una simple pregunta: ¿Me juraría que jamás se ha bajado nada de internet o visionado algo sin pagar por ello? Porque obviamente todo el mundo tiene derecho a opinar lo que quiera (¡sólo faltaría!), pero me enciende ver esa falsa dignidad y mirada por encima del hombro de “yo siempre descargo en itunes o compro dvd's”. Sí, claro, y las vacas vuelan.

Dejando de lado esto, considero que el tema de fondo es muy complicado y esta ley es completamente absurda, puesto que no tiene en cuenta los tiempos que corren. La sociedad está muy avanzada tecnológicamente y no se pueden poner medidas de hace 20 años: cerrar webs como quien cierra tiendas que venden productos de contrabando. Primero porque podía ser un precedente muy peligroso (¿se podría utilizar para cerrar webs “molestas” o no “políticamente correctas” con la excusa de incluir un enlace “no deseado”?). Y segundo, porque el internauta es más listo y encontraría la manera de seguir consiguiendo ese material (si un blog no tiene publicidad, y por tanto no se lucra, puede colgar una peli o serie sin problema, ¿no? Porque se ve que el problema es sólo lucrarse con ese material, según dicen...).

Para empezar, debo decir que la base de la defensa de los derechos de autor la comparto, ya que realizar un disco, una película o una serie vale mucho dinero. Pero puede que no tanto, en proporción, como lo que vale un disco (20 euros) o ir al cine (7,50 un festivo en Barcelona, porque te vas a los alrededores y sorprendentemente el precio varía algunos euros y es la misma cinta) y ahora que la gente ha descubierto la fórmula de conseguirlo gratis, es difícil cambiar esa mentalidad. Por tanto la reforma tendrá que ser muy profunda, meditada y estudiada y nunca responder a presiones de la SGAE, como mucho me temo está ocurriendo ahora.

El caso del disco lo considero algo menor que el de la industria audiovisual, ya que siempre quedarán los conciertos, puesto que en el negocio del soporte físico de la música los que pierden son sobretodo las discográficas. Yo suelo comprarme discos de cantantes o grupos que me gustan mucho y por tanto ese dinero resulta bien invertido. Pero nunca me compré en el pasado ni me compraré ahora ni nunca un disco por una canción. Simplemente lo que antes gravaba en cassette de la radio, ahora lo bajo de internet. Ni les regalaba el dinero antes y ni se lo daré ahora. Además, en este campo han surgido un par de respuestas -en un principio- legales, buenas e interesantes: por un lado está Itunes, portal donde comprar canciones a buen precio avalado por la marca de la I más popular del momento y que conlleva un éxito asegurado. Y si aún no ha despegado del todo, sólo es necesario que se convierta en algo tan moderno e indispensable como tener un Ipad, un Iphone o un Mac, chucherías electrónicas por las que la mayoría daría (y da) buena parte de sus ahorros sin rechistar (¡ojo! Que yo también me pirro por un Iphone, pero eso no quita que no me considere a mi también víctima de las modas en electrónica). La segunda gran propuesta (y aunque sé que hay otras similares, ésta es la que conozco) se encuentra Spotify, una web para escuchar la música que quieras gratis con la única condición de tragarte publicidad. Una especie de radio personalizada, en definitiva. Y si la quieres sin interrupciones, has de pagar una subscripción. Me parece una idea brillante si la página funciona tal y como la entiendo, ya que el consumidor no ha de pagar en un principio, la página se beneficia por la publicidad y los derechos son cobrados por sus autores. La única pega es que desde un MP3 no se pueda acceder (desconozco si a través de un reproductor con internet se puede acceder, posiblemente sí, ya que creo recordar que había Spotify para móvil). Puede que por aquí puede andar el futuro lógico de la música, y por tanto señores, la música no desaparecería. Y en cuanto a soporte físico se refiere, imagino el disco relegado a la altura del vinilo, convirtiéndose en un soporte para coleccionistas y melómanos.

El caso del cine y las series es más complicado, porque aquí no han salido alternativas interesantes y por tanto habría que rascarse un poco más la cabeza en busca de ideas. Sí que es verdad que el auge del formato 3D es una respuesta a la piratería, ya que en un principio es algo de lo que se sólo puedes disfrutar en el cine, de ahí que la película más vista de este año sea Avatar, ya que la (única) gracia de este largometraje era ver sus espectaculares efectos en tres dimensiones. También es curiosamente la más descargada, en respuesta me imagino a la gran expectación que trajo consigo el último trabajo de James Cameron.

Producir una película es algo muy caro (millones y millones), y estoy de acuerdo en que aquí el consumidor no debe ser tan pillo. La crisis del sector está afectando ya a la producción de grandes títulos como la nueva de James Bond (parada indefinidamente cuando se estaba a punto de empezar a rodar) o la siempre aplazada precuela de El señor de los anillos, El Hobbit, aunque parece que aquí finalmente el rodaje es casi inminente. Para mi el placer de ver una película en el cine es insustituíble, es un acto social sin el que no concebiría mi vida. Pero creo que hay mucho abuso en precios en taquilla, y en época de muchos estrenos, no te puedes dejar tanta pasta en el cine, y menos si vas con toda la familia (multiplicad si por ejemplo van 4 miembros a ver la misma película). Debería haber un ajuste de precios, equiparar los precios de ciudad con los del extraradio ya me parecería genial.

Pero, aún con esta medida, puede que la peli se te haya pasado, o simplemente quieras ver un clásico de los años 50. ¿Qué haces entonces? Porque no te vas a comprar un dvd original sin saber si esa película te gusta. La podrías alquilar, pero resulta que los videoclubs, ese lugar que era de obligatorio el peregrinaje semanal para mi, han desaparecido prácticamente. Pues la buscas por internet, ni más ni menos. Porque la red te ofrece la posibilidad de acceder a títulos muy conocidos, pero también a los grandes clásicos e incluso a películas nunca editadas en España (en este aspecto, yo ya he visto unas cuantas...). Y eso, ¿no es cultura? ¿A qué estamos esperando para proteger un acceso tan fácil a la cultura como éste? Sí, nos olvidamos de los derechos de autor, lo sé. ¿Pero no habría una forma de hacer compatibles las dos cosas? Antes de responder, a ello, continuaré con otro tema del mundo audiovisual.

¿Qué hay de las series? En los últimos tiempos hay un boom increíble en este aspecto y sin duda, aparte de a la calidad de muchos de los últimos títulos, hay que deber este tema a la red. Ella ha permitido que mucha gente conozca y siga series como Dexter, Como conocí a vuestra madre, Fringe, The Big Bang Theory... y Lost. Sí, Lost es el mejor ejemplo. Serie maltratada en su día en televisión con contínuos cambios de día y hora que se convierte en un fenómeno de masas en internet a nivel mundial, cuyos seguidores crecen día a día... y tal es el revuelo que otra cadena decide emitirla años después, provando con mayor o menor acierto la emisión a la semana del estreno e incluso la emisión simultánea con EEUU en el capítulo final. ¿No es eso una auténtica revolución del sector audiovisual? ¡Antes tardaban incluso años en estrenarse las series del otro lado del charco! Además, ¿quién me negará que el 90% de los dvd's que se han vendido de esta serie no son de fans de Lost que han seguido la serie en la red? ¿Quién decía que internet no daba dinero al creador? ¿O es que acaso se quiere poner freno a la llegada de las producciones estranjeras porque pueden dejar en ridículo a alguna española? (espero que no sea ésta la razón, todo sea dicho, porque sería directamente ruin). Vivimos en una sociedad globalizada, donde lo que escribimos en la red lo pueden ver al segundo en todo el mundo, por tanto, no se puede pretender que la programas emitidos en Estados Unidos no lleguen en cuestión de horas a nuestro país.

¿Qué hacer por tanto? No soy experta en tecnologías, ni en enformática, ni en derecho, ni posiblemente en nada de lo que estoy hablando. Soy una simple usuaria de la red y amante de la música, el cine y la series. Pero me cuesta creer que no haya una solución para esto. ¿Quizás una especie Spotify de cine y series donde visionar material audiovisual gratuitamente a cambio de alguna interrupción publicitaria? Megaupload ya pone el límite de los 72 minutos, yo casi prefiriría 10 minutos de publicidad, lo que daría beneficios a la web y se podrían pagar también los derechos de autor. No sé si es factible o no, pero quién sabe. Quizás alguno de nosotros tenemos la solución para poder seguir disfrutando de la cultura fácilmente, sin más costes de los justos y necesarios, en el que todos ganemos, creadores y público, y así poder seguir escuchando música, viendo películas y disfrutando como enanos de las mejores series por siempre.

domingo, 24 de octubre de 2010

Dejándoles ir (especial de Lost en FOX)

Durante las 48 horas de este fin de semana, la cadena FOX mantiene colgado en su web un especial de Lost titulado: Letting go (Dejándoles ir: reflexiones sobre un viaje de seis años). Se trata de un pequeño reportaje de algo más de 38 minutos que recoge diversos momentos del rodaje de la serie, especialmente del episodio piloto, narrados por varios de sus actores, productores y directores poco antes de abandonar Hawaii.

Considero que es un emotivo homenaje a la serie, lleno de melancolía y bellos paisajes, muchos de los cuales, incluso vacíos de escenografía, evocan una gran cantidad de recuerdos en el espectador (la imágenes desde el helicóptero son preciosas). Tengo que reconocer que los especiales del tipo “Como se hizo” o cualquier reportaje que recoja pensamientos y sensaciones del equipo de una serie o película siempre me suelen interesar, me encanta saber que se cuece detrás de las cámaras. Por eso este especial, que mezcla un poco todo esto, me ha gustado y lo he disfrutado. Hace meses que no veo un capítulo de Lost (aunque tengo en mente un revisionado), pero después de ver este especial, me han entrado unas ganas inmensas de empezar pronto a vivir de nuevo esa gran aventura.

No deja de ser curioso que una serie llena de misterios, acción y aventuras, finalmente acabe calando en el espectador por su vertiente más emocional. Todos nos hemos sentido, aunque sea metafóricamente, encerrados, sin encontrar la salida, solos, perdidos. Y es justo en ese momento cuando sale tu otro yo, tu espíritu de superación, de rebeldía, tu valentía, y has salido adelante. Por eso creo que es una serie que ha conectado en el espectador a un nivel más emocional. Mientras los “losties” hacían su particular viaje de 6 años, el espectador paralelamente hacía otro. Ahora esos caminos se separan y este especial de FOX supone el broche final de ese viaje. Ese álbum de fotos que remiras cuando te entra la melancolía por lo que pasó y no volverá, mientras de fondo, suena un poquito de Giacchino...

Especial Perdidos en FOX: Dejándoles ir

martes, 17 de agosto de 2010

Origen, el sueño de todo cinéfilo

En el cine aún hay lugar para la sorpresa, para la originalidad
En el cine aún hay lugar para la sorpresa, para la originalidad, para superar los límites de la imaginación. Ese lugar se llama Origen y el mago que la ha llevado a cabo se llama Christopher Nolan, el autor de la aclamada El caballero oscuro. Con ella, Nolan ya consiguió romperme los esquemas del género de los súper héroes, y debido a mi fascinación por esta película, tengo que reconocer que ante Origen iba con las expectativas tremendamente altas. Demasiado, incluso, y por tanto, el miedo a la decepción también era muy grande. Pero en el mismo momento en que me vi sorprendida por ese final, y trataba de asimilar lo que había visto desde mi butaca del cine, ya supe que el viaje había valido la pena. Estaba completamente fascinada e impresionada.

Origen es un desafío para la mente, aunque accesible para todos aquellos que decidan sumergirse en la historia, dejarse llevar e intentar comprender las múltiples explicaciones que se realizan. Porque lejos de ser un filme ininteligible, Nolan consigue que el espectador caiga inevitablemente en las redes en la narración casi sin darse cuenta y que las dos horas y media de metraje pasen más rápido de lo esperado. Si bien, es cierto que al final de sus 150 minutos el cerebro está completamente exhausto y puede que a más de uno que sólo va al cine a entretenerse y no pensar, no le entusiasme demasiado la idea. Pero el esfuerzo mental vale la pena y compensa completamente la satisfacción que se siente al haber presenciado uno de los mejores espectáculos visuales nunca visto.

Y es que Origen es realidad y sueños, muchas capas de sueños. Es el lugar en el que el slow motion es mucho más que un efecto visual, es una forma de representar una realidad que da lugar a una de las mejores escenas nunca vistas de gravedad cero. Donde la línea entre sueño y realidad está tremendamente difuminada. Donde los sueños se pueden crear, deformar y robar. Es el lugar en el que habita el miedo a perder a la persona que amas, en el que preferirías vivir en el sueño, pero sabes que pese a que la realidad sea tremendamente cruel, simplemente es cierta. Es imágenes inimaginables. Es un elenco interpretativo inmejorable, con un Leonardo DiCaprio absolutamente brillante. Es dejarse maravillar por su banda sonora y tararear Edith Piaf hasta la saciedad. Es tener miedo a dormir, por lo que pudiera pasar, y desear tener un totem, por si las moscas. Es decidir e interpretar si cae o no cae.

Origen es muchas cosas, pero ante todo, Origen es un sueño hecho cine.


jueves, 12 de agosto de 2010

Lost, El Epílogo: ¿si sólo pudieras hacer una pregunta a los guionistas, cuál sería?

Ben despidiéndose al estilo Dharma

Hace unos días se filtró el anunciado epílogo de Lost, titulado “The new man in charge”. Y por mucho que Disney corriera a borrarlo de la red, era demasiado tarde. Muchos seguidores ávidos de nuevo material se habían hecho inevitablemente ya con él y habían corrido a devorarlo. Pero como viene siendo habitual, no todos quedaron satisfechos. Afortunadamente, no es ese mi caso.

Yo no tenía muchas esperanzas de que un epílogo resolviera grandes misterios, es más, tampoco me hubiera parecido justo que se resolvieran una vez acabada la serie. El Epílogo lo veía más como el lazo de aquel regalo de Navidad que los guionistas nos prometieron con el final. Me imaginaba algo así como Ben y Hurley sentados en alguna roca de la isla, mientras el primero le explicado al nuevo hombre al cargo todo lo que sabía de la isla. Poco más. Y es que sólo con la idea de tener unos minutos más de Ben Linus, de Lost, de material inédito, me daba con un canto en los dientes.

¿Y qué me encontré? Pues algo mucho mejor, un pequeño fragmento del trabajo que Ben y Hurley tenían como hombres encargados de la isla, como si por un momento nos hubieran dejado mirar por un agujerito qué estaban haciendo. Todo mediante un tono desenfadado, divertido, e incluso irónico. Algo que hubiera chirriado muchísimo de haberse incluido en el capítulo final, mucho más emotivo, sentimental y duro.

La primera misión era cerrar lo último que quedaba de Dharma: el almacén de Guam (primer guiño) desde el que se enviaba la comida que posteriormente veíamos caer del cielo en la isla. Aquellos pobres hombres aún no sabían que hacía 20 años que la organización ya no existía y menos que el culpable lo tenían delante de sus narices, Benjamin Linus. Y pese a que sabemos que ahora tiene mejores intenciones, notamos que sigue siendo el mismo, que disfruta siendo el que mueve el cotarro y sobretodo, se recocija sabiendo que sabe más que los demás. Y se aprovecha de ello, dejando que cada uno de los trabajadores haga una única pregunta. Pero, cómo no, cada respuesta que Ben da, provoca a los trabajadores ganas de repreguntar y Ben les tiene que parar el carro. ¿De qué nos suena esto? Pues sí, es como si Ben representara a los guionistas y los trabajadores a los fans que no dejan de hacerse preguntas de misterios sin resolver. Hay quien se ha tomado esta comparativa a mal, pero a mi me parece divertido. Imagináos que tenéis delante a los guionistas y la oportunidad de hacerles una única pregunta sobre ese misterio que tanto os hacía comeros la cabeza pero que jamás obtuvo respuesta. Bien, para empezar deberíais escoger sólo uno de tener muchos más en mente. Una vez realizada la cuestión, posiblemente la respuesta diera pie a nuevas preguntas o al saber que era tan simple la solución, maldijérais no haber formulado otra. Y es que Lost ha consiguido crear un mundo tan amplio, que posiblemente aunque quisieran responder a absolutamente todo, siempre acabarían surgiendo nuevas preguntas.

Yo también tengo preguntas sin resolver aunque siempre defienda que lo hayan dejado así. En concreto, siempre me pregunté por Annie, la niña amiga de mini Ben. Tenía pinta que hubieran tenido pensado desarrollar su personaje en su fase adulta, pero ese momento nunca lo vimos. Hace unos meses me enteré que la huelga de guionistas perjudicó la cuarta temporada, haciéndola más corta de lo pensado inicialmente y acortando el número de capítulos dedicados a cada personaje. Pues bien, Ben originalmente debía tener dos episodios centrados en él y posiblemente uno de ellos hubiera servido para continuar esa pequeña historia que quedó a medias. Lo sé, no se trata de uno de los grandes misterios de Lost, pero porque en realidad para mi uno de los grandes misterios era el personaje de Benjamin Linus, su amigüedad me traía loca y sólo quería que la serie me diera todo tipo de datos sobre él para poder saber de qué lado estaba. Al final la serie me contestó a eso sin necesidad de Annie, así que, llegados a este punto, a mi este tema me provoca más curiosidad que necesidad de respuesta. En cierto modo creo que lo que era necesario para la narración ha sido respondido y lo que no, pues bienvenida sea la imaginación y la interpretación, que al fin y al cabo Lost es teorizar y así debe de seguir aunque haya finalizado.

Uno de los misterios, que en realidad no lo era tanto era Walt. “Se supone que era especial y luego se lo quitan del medio, vaya timo” pensaron muchos. Había algo mucho más simple detrás de ese misterio: el pequeño Walt crecía más rápido que su personaje y la linia temporal de la serie. Quizás falta de previsión de cuándo el chaval daría el estirón sí que hubo, pero obviamente este hecho forzó su marcha de la serie. Así que a modo de mini respuesta “calma ánimos”, el epílogo nos dice qué ha sido de Walt. Se encuentra en el psiquiátrico en el que Hurley estuvo préviamente, consecuencia de esa doble vida de mentira que ha arrastrado durante tantos años. Ben lo visita y le dice que la isla lo necesita. Y en menos que canta un gallo los dos caminan hacia una furgoneta Dharma (¿¿¿OMG??? ¡ese sí que es un misterio! ¿Cómo ha llegado hasta ahí?), dónde les recibe un “Dude” muy característico: Hurley, a quién, a modo de detalle, le acompaña el tema musical que inmediatamente adjudicamos a Jacob. Ahí está, el número uno de la Isla, tal como lo recordábamos. Y es que aunque son pocos minutos los que lo vemos en pantalla, sabemos que sigue siendo el mismo. Poco después la dharmaneta se aleja, con el número uno y dos a bordo, además de un nuevo pasajero: el más que futurible nuevo encargado de la Isla. Hurley ya tiene sucesor para cuando así lo considere.

Fundido a negro. Y un gran LOST en letras blancas.

Fin del epílogo.

(¡Nooo! ¿Ya está?)

Así acaba un epílogo con sabor a mini capítulo, que además incluía un nuevo video de orientación que trataba temas como el de los osos polares o la utilidad de la habitación 23. Que nos has regalado guiños como ver el Kit Dharma de la 5ª temporada en manos de Ben (como me alegro de haberlo comprado, aunque ahora salga el de todas las temporadas) o una simpática despedida a lo Dharma (¡Namaste!). Simplemente ha sido un regalo, un extra que nos han querido ofrecer a los seguidores, nada más. Asi que como se suele decir: a caballo regalado, no le mires los dientes. Aunque qué queréis que os diga, yo le miro los dientes y se los veo bonitos.

domingo, 18 de julio de 2010

¡Marchando unas recomendaciones literarias veraniegas!

Aprovechando que estos meses de calor en la televisión podemos encontrar pocas ofertas apetecibles, y las grandes series, así como nuevas ofertas, no llegan hasta septiembre, os dejo una pequeña selección de libros relacionados de alguna manera con el medio televisivo. Por si no queréis desconectar del todo, vaya.

  • Perdidos. La Filosofía: Puede parecer un libro más que se apunta al carro de la moda lostiana. Y bien, en parte lo es. Pero lo que tiene de diferente es el punto de vista. Simone Regazzoni, su autor, utiliza la serie para realizar un buen número de reflexiones filosóficas ideando una nueva manera de explicar la filosofía. Es curioso además como, pese a estar escrito cuando la serie iba por la quinta temporada, el autor ya vislumbró mediante sus interpretaciones, por dónde podían ir los derroteros del final. No es un libro sencillo en algunos de sus pasajes pese ejemplificar las teorías con momentos de la serie, pero resulta muy interesante y el esfuerzo vale la pena. Especialmente curiosos los capítulos dedicados a la relación de la verdad con la tortura en la serie.

  • Las series que no me dejan dormir. Por Toni de la Torre: Si te gustaría empezar una nueva serie y no sabes cuál, éste es tu libro. Si te has visto casi todas las series americanas, también es éste tu libro. Toni de la Torre realiza un exhaustivo análisis de más de 100 series made in USA (y una pequeña selección british), la mayoría actuales, pero también alguna que otra perla antigua. Lo que más me gusta de este libro es su coherencia, ya que razona perfectamente su opinión de cada serie, realzando sus cualidades y enfocando cuál puede ser su público. Personalmente, en series que he visto como Lost, V, Flashforward, House o Friends puedo decir que ha dado en el clavo, así que me fío bastante de lo que pueda decir del resto. Además, es muy útil que tras cada serie remita a otra de similares características. Así, los fans de Lost descubren que también les puede gustar Twin Peaks y quien sigue V podría intentar ponerse con Battlestar Galactica. Por si fuera poco, el libro tiene apartados especiales dedicados a explicar los misterios de la programación americana, las series que siguen los presidentes americanos, por qué triunfan las procedimentales o simplemente define términos como cliffhanger, spoiler o saltar el tiburón, cosa bastante útil para aquellos que no están metidos en profundidad en el tema y no lo dominan. Una vez leído el libro, te sientes como si hubieras asistido a una clase magistral sobre ficción televisiva americana. Gran maestro Toni de la Torre!

  • Flashforward de Robert J. Sawyer: Es el libro en el que se basa la serie ya -desgraciadamente- cancelada de la ABC. Y lo mejor del libro es que poco tiene que ver con la serie (bien, en realidad es al revés). Lo único que tienen en común las dos historias es el acontecimiento del flashforward (aunque ni siquiera dura lo mismo) y el nombre de Lloyd Simcoe. También algún que otro patrón de personajes y la presencia de la ciencia y el acelerador de partículas. Pero creo que aquí se acaban los parecidos (pese a lo que puede parecer por la portada). Las dos historias toman diferentes caminos, lo cuál es genial para el lector que ya ha visto la serie porque no tiene la sensación de repetición. Sawyer (el escritor, que no el personaje de Lost jejeje) construye una narración en la que la física tiene un papel muy importante, consiguiendo pese a esa complejidad, atrapar al lector. Sí que es verdad que el final me pareció un poco, y perdón por mi franqueza, ida de olla. Creo que hubiera podido acabar una par o tres capítulos antes de forma coherente. Pese a ello, globalmente me parece una gran novela de ciencia ficción absolutamente recomendable. Y no, no sirve para saber cómo hubiera continuado Flashforward, la serie. Se siente.

domingo, 11 de julio de 2010

Nominaciones a los Emmy'10: Feliz por Terry y Michael!


Sé que los Emmy tienen muchas categorías y muchos nominados, pero yo, en concreto, esperaba ansiosamente que Michael Emerson y Terry O'Quinn hubieran conseguido sus respectivas candidaturas. Y ¡bingo! ¡Así ha sido! No puedo estar más contenta porque estos dos monstruos de la interpretación hayan conseguido una cadidatura en la categoría de Mejor Actor Secundario (aunque sería cuestionable la consideración de Terry como secundario en esta última temporada). Me encantaría poder opinar del resto de actores nominados, que seguro que también lo merecen, pero por desgracia no conozco el trabajo realizado por ellos. Pero en lo que se refiere a ellos dos, en sus respectivos papeles de Ben y Locke/Némesis han conseguido dejarme con la boca abierta, emocionarme y sorprenderme en muchas ocasiones. Mientras ésta no ha sido la temporada de Ben como personaje y su papel ha sido (por desgracia) más bien secundario, sí que ha proporcionado momentos célebres en la actuación de Michael Emerson. Su redención ante Ilana es su mejor carta de presentación y su baza más alta para conseguir un nuevo Emmy. Me emocioné como nunca en esa escena, mientras no dejaba de flipar en como podía transmitir tantas cosas a la vez un actor. Por otro lado, desde el capítulo The Candidate siempre supe que Terry no se lo pondría fácil a Michael a la hora de hacerse con el Oscar de la televisión. Simplemente para emmarcar la actuación de O'Quinn, porque conseguir sólo con la mirada y la expresión de la cara diferenciar a Locke y Némesis es un trabajo increíble. Me pasé buena parte del capítulo con la boca abierta y sería indiscutible que fuera él el que hiciera doblete de Emmys. Y eso por no hablar de cuando Terry y Michael trabajan juntos. Ellos dos consiguen eclipsar al resto de actores, dándonos diálogos para el recuerdo, como esa última conversación al pie de la iglesia en The End. Por eso, y por muchos motivos más, sólo me queda reproducir unas palabras de Terry respecto a su nominación junto a Michael: The only thing I can imagine that would be better than being nominated in the same category as Michael Emerson would be if the Emmy voters would be so kind as to let us win together. Amén Terry, ojalá sea así. Realmente os lo merecéis a partes iguales.

Por supuesto que ha habido más nominaciones, incluidas muchas para Lost, de las cuales me alegro y espero que consiga buena parte de ellas, ya no sólo por la -controvertida- sexta temporada, si no por todo lo que ha significado Lost para la televisión, para el mundo de la series y para Internet. También ha sido nominado Matthew Fox en la categoría de mejor actor principal por primera vez. Posiblemente sea la temporada en la que más se merezca el premio, pero no se hasta que punto puede considerarse su actuación mejor que la de Hugh Laurie o Michael C. Hall... En todo caso, y pase lo que pase, espero que además de la noche de Terry O'Quinn y/o Michael Emerson, sea en definitiva la noche de la serie que ha marcado un antes y un después, y así se despida a lo grande, como se merece.

Y si aún queda algún despistado que desconozca quienes han sido el resto de nominados, dejo a continuación el link con la lista oficial: Emmy Nominations

lunes, 31 de mayo de 2010

Clint Eastwood: el último clásico de Hollywood cumple 80 años

El mundo del cine está de enhorabuena, Clint Eastwood ha sumado hoy 80 primaveras, pero la palabra “retiro” no parece estar en su diccionario particular. Es más, si hace unos meses presentaba Invictus, ahora se encuentra inmerso en la producción del que será su primer thriller sobrenatural Hereafter (tengo especial curiosidad en cómo resultará); además de empezar a preparar otro nuevo 'biopic', en este caso de uno de los personajes más odiados y amados de la historia de los Estados Unidos, el que fuera jefe de FBI J. Edgar Hoover.

Por desgracia, todo hace pensar que posiblemente ya sólo disfrutaremos de su faceta como director y nunca más tendremos delante de la pantalla al eterno hombre duro. Me sabe especialmente mal porque no le hayan dado el Oscar al mejor actor en toda su historia y muchas veces se lo ha merecido con creces (la última en Gran Torino). Eso sí, su faceta como director le reporta más alegrías, aunque encuentro que precisamente Gran Torino fue injustamente olvidada en la ceremonia de los Oscar del año pasado.

Hay muchas cosas que me gustan de Clint Eastwood, pero una en especial: me fascina como convierte presuntos "argumentos de telefilme" en peliculones y ese es un don del que pocos pueden presumir. Eastwood nunca ha necesitado recurrir a la espectacularidad para hacer una buena película (para empezar no trabaja con grandes presupuestos). Él siempre prefiere la sencillez a la hora de contar historias, aunque detrás de esa simpleza se esconde un gran simbolismo –sus filmes están llenos de detalles dignos de interpretar-, además de compartir la mayoría de ellas temáticas más o menos recurrentes y críticas (especialmente habituales son la violencia y la religión).

Cualquier cosa que diga de uno de los mejores directores del mundo se quedaría corta, de la misma manera que no puedo esconder mi admiración por él. Desde aquí sólo puedo desear que tengamos entre nosotros muchos años más de Clint Eastwood. Aún tiene mucho que contar. Lo sé.

domingo, 30 de mayo de 2010

The End: el mejor regalo de Navidad


Cojo aire, esbozo una sonrisa y suspiro. Me paso un pañuelo por las mejillas para secar un par de lágrimas que aún caen mientras pienso: “Sí, lo han vuelto a hacer”. Es la segunda vez que veo “The End” y he llorado como la primera vez, o quizás incluso más. Ahora lo he disfrutado con todas sus letras, posiblemente gracias a verlo más relajada, sin la tensión de unos subtítulos fallidos ni de escenas eliminadas sin ton si son. Me he sentado a ver el doble capítulo sabiendo el final y quizá por eso, todo parecía tener más sentido, y a la vez todo me hacía emocionarme el doble.


Cada “despertar” del personaje hacía aflorar recuerdos, los cuales no sólo provocaban un choque emocional entre sus protagonistas, si no también en nosotros, su público. Hemos revivido el parto de Claire, le inventada mantequilla de cacahuete de Charlie, el momentazo de Sawyer sujetando a Juliet en “The Incident”, la ecografía de Sun, la lluvia caer sobre un Locke feliz... Recordar estos momentos es estremecerse tanto como la primera vez que vimos esas imágenes y a nosotros también nos invaden los recuerdos de todo el tiempo que hemos pasado disfrutando de esta magnífica serie. Lo que me gusta de este final es que los personajes parecen despedirse de nosotros también, uno a uno. Me parece un capítulo tremendamente poético, que inevitablemente nos llega a lo más hondo. Y es que en el segundo visionado me he dado cuenta que prácticamente ni necesito una explicación del significado de esa “realidad alternativa”. Durante días me he aferrado a la posibilidad que los flashsideways fuesen una realidad no ubicada en el tiempo de entre tantas creadas por las opciones no escogidas por los protagonistas. Una vida sin isla les hace escoger otros caminos (o no) en la vida, pero esta realidad depende de la principal, la de la isla, por tanto cuando cada uno de ellos se da cuenta quienes son en realidad, su verdadera vida, y entienden que su tiempo ha pasado, deciden dar el último paso juntos.

Me he aferrado especialmente a esta idea porque me negaba a pensar que no fuera “real” esa realidad en la que los losties eran felices. Pero después del segundo visionado, las palabras de Christian Shepard han calado en mi y creo que no hay que darle más vueltas, porque no hay nada más bello que tener unos lazos tan fuertes con otras personas. Unos lazos que nacieron en la Isla y que los unió para siempre, y por eso decidieron tener un punto de encuentro –esa otra realidad- para así finalmente, y contradiciendo a la famosa frase de Jack, no morir solos. Y ser, de esta manera, y como dicen los cuentos, felices para siempre (no creo que sea casualidad que el capítulo del despertar de Desmond se titule “Happily ever afer”).

Lost es la historia de unas personas solas, de su vida y su muerte, de ciencia y fe, de filosofía y religión (muy variadas, por cierto), del amor, y de la redención... Este último punto es, personalmente, el que más me gusta de la serie. Y de ello también hemos tenido ración en esta finale, de los cuales destaco dos momentos que también me emocionaron y me hicieron sonreir a la vez. En el primero de ellos, Ben está sentado en un banco y observa con cierto aire triste y pensativo la Iglesia a la que no va entrar. Él aún no está preparado, y posiblemente cuando lo esté, ese paso lo haga junto a Alex, la persona más importante de su vida. Pero antes hay mucho que reparar, necesita redimirse, para poder irse en paz. Y ante la aparición de Locke, lo único que puede hacer es pedir perdón, disculpas que John acepta con una gran sonrisa, y que allanan el camino hacia su total redención. También es posible que Benjamin desee durante un tiempo más tener una vida normal, una vida sin las equivocaciones del pasado, una vida protegiendo a Alex y demostrándole cuánto la quiere. Porque en realidad su redención empezó en la Isla y allí fue dónde por primera vez, alguien le necesitó de verdad, no tuvo que usurparle a nadie el poder (como antes hiciera con Widmore), si no que le fue concedido por sus cualidades. Ben por fin obtuvo el reconocimiento que le fue negado, alguien lo valoró y ese alguien fue Hugo, el nuevo número uno de la Isla. A lo que Ben respondió aceptando su puesto como número dos “con honor”. Y de la unión de los que antes habían sido enemigos, surgió una nueva etapa en la Isla, con reglas quizás menos absurdas, una era mucho más próspera. Porque hay otro modo de gobernar la Isla, una forma mejor, y no me cabe duda que gracias a ellos dos, en la Isla reinó la paz y la tranquilidad que nunca antes había tenido. En los próximos meses tendremos en forma vídeo de 15 minutos un pellizquito de lo que debió ser esa era. Seguro que será genial.

Pero este último capítulo también tuvo su componente épico. Un Jack tremendamente lúcido idea un plan para acabar con el Humo Negro, aunque eso le cueste dejar la vida por la Isla de la que quiso huir una vez y a la que ahora ama como su más ferviente devoto. Jack cree que ese es su destino –otro de los grandes temas de la serie- y lo acata con heroísmo. Su lucha con “Locke” (ese personaje que mancilla el nombre de nuestro hombre de fe predilecto) al borde del acantilado mientras la Isla parece hundirse acompañados de una gran tormenta es una de las escenas más épicas de la historia de la serie y que difícilmente será olvidada por nosotros. Una lucha que acaba con el disparo de la bala que Kate tenía reservada a “Smokey”. Los eternos supervivientes Sawyer y Kate se van para poder llegar al avión que está a punto de despegar con Lapidus, Miles y Richard (sumándose también Claire –quién sabe si Desmond visionó en realidad un avión y no un helicóptero en la lejana temporada 3-). Jack, por su parte, se deja la vida por salvar la Isla, y ayudado por Hugo, su fiel amigo, y Ben, el hombre que se hundiría con la Isla si eso pasara, consigue volver a poner todo en su lugar. Jack finalmente muere en el lugar en el que su historia con la Isla empezó, acompañado de Vincent, el que le despertó en el Piloto. Pero lo hace con una sonrisa, ya sea porque vislumbra esa unión de todos en la otra realidad, o sólo porque ve pasar el Ajira, la cuál será la última imagen que Jack vea antes de cerrar su ojo, ojo que fue nuestra primera imagen de la serie... y que también será la última...

Circular, poético, místico, bello... y tremendamente interpretativo. Éste ha sido el final de Lost, un final enormemente discutido, con sus seguidores y detractores, marcado por esa dualidad de posicionamientos que ha marcado la propia serie. Un final muy Lost, que resumen absolutamente su esencia. Su mejor final.

Hace varias semanas leí que Carlton Cuse y Damon Lindelof decían en una entrevista que se sentían como si estuvieran preparando un gran regalo de Navidad, que lo estaban haciendo con mucho cariño y que ahora sólo les quedaba saber si gustaría o no. Para mi, no han podido dar más en el clavo. Ha sido un regalo perfecto. Gracias por darnos “Lost”.


sábado, 22 de mayo de 2010

What They Died For: el penúltimo repaso a Lost

En dos días (¡¡¡¡sólo dos días!!!!!!) se bajará el telón para Lost. Pero antes de despedirla como dios (o Jacob) manda, no quería perder la última oportunidad de comentar un capítulo de Lost, y el penúltimo emitido, What They Died For, me ha aportado suficiente material como para seguir planteándome preguntas y realizar las últimas teorías, aún estando a tan sólo 2 horas y media de saber el final. Y tengo que reconocer que eso me encanta.

Tengo que reconocer también que al saber el título de este episodio, What They Died For, pensé que habría una verdadera carnicería en la isla, siguiendo la estela de The Candidate. En parte me equivoqué, aunque muertos ha habido y uno de ellos muy 'deseado" por mi. Un comentario algo gore, la verdad, pero estaba esperando desde hace tiempo que ocurriera. Pero no me voy a adelantar a los acontecimientos. Vayamos por partes...

El penúltimo capítulo de Lost (cómo duele decir esto) empieza con un ojo abriéndose (¿quizás el último de la serie?) que, cómo no, pertenece a Jack. Vemos una escena familiar, con su hijo y su hermanastra Claire desayunando. David le recuerda el concierto de esa noche, evento que a lo largo del capítulo pasará de ser anecdótico a crucial en el desenlace de la serie. Aunque en ese momento lo que llama más la atención es la extraña herida de Jack en el cuello. Todo apunta a que tiene algo que ver con la realidad isleña, pero es una herida que aún no se ha hecho tampoco en la línia temporal veterana... ¿Durará poco Jack en su nuevo cargo y morirá por una herida en el cuello?

Por si fuera poco, Jack recibe la llamada que esperaba: han encontrado el cadáver de su padre. Pero al otro lado de la línia no hay un operario de Oceanic, si no ¡Desmond! Y parafraseando a la madre de Hugo, le diría a Desmond: No te entiendo, pero te creo. Me parece increíble la que está montando nuestro escocés, parece que quiere juntar a todos los losties en el mismo lugar... ¿pero para hacer qué? Confío en lo que vaya a hacer, pero me es imposible imaginar cómo se van a desarrollar los siguientes acontecimientos en esta realidad.

Mientras, en la Isla, Jack, Kate, Sawyer y Hugo están destrozados por la muerte de Jin, Sun y Sayid. Pero, ¿y Lapidus? Vale, no eran íntimos, pero... no cuesta tanto pensar en él, ¿no? A continuación vemos a Jack cosiendo la herida a Kate, un homenaje en toda regla al episodio piloto, dónde la escena ocurría al revés. Me gusta que en esta sexta temporada se puedan ver autohomenajes de la serie. Son pequeños detalles que consiguen emocionar.

Pero antes que nos emocionemos demasiado, volvemos a ver a Desmond en su coche calentando motores ¡para volver a atropellar a Locke! ¡¡¡¡¿¿¿¿Otra vez?????!!!! Pero no, ¡ahí está Ben para evitarlo! ahora, mejor que no hubiera preguntado a Desmond por su identidad... Porque si pensábamos que en esta realidad Ben no recibiría... estábamos equivocados. Le da una paliza en toda regla, mientras, un Ben en shock empieza a recordar palizas de otra realidad. No es por nada, pero esta escena es incluso cómica, porque ¿hay algún personaje que haya recibido más hostias que él? No lo creo... así que, qué mejor forma de recordar, que hacer referencia a algo que era habitual en su otra realidad. Como curiosidad, Michael Emerson recibió realmente un puñetazo por parte de Henry Ian Cursik, el actor que hace de Desmond, al despistarse éste en la coreografía de golpes, dejando el ojo morado a Emerson. ¡Pobre! ¡Tanto golpe, tanto golpe, que al final recibió de verdad! Y claro, en la otra realidad no tiene -raramente- el ojo morado, así que a las maquilladoras por una vez les tocó disimular (y no pintar, como era normal) un morado a Emerson. Y si nos fijamos un poco, en algunas escenas se aprecia un ligero tono morado...
De vuelta a la Isla, el trío dinamitero formado por Ben, Richard y Miles llegan por fin a Dharmaville (¿seguro que era un atajo Ben? Porque habéis tardado la tira...). Me gustó el detalle de recordar a Alex y saber por fin que Richard había enterrado su cuerpo. Puede que sólo yo me preguntara qué había sido del cuerpo de la hija del ex lider de los Otros, pero me alegró muchísimo que me respondieran a esa pregunta. Y Ben también. Fue un mini momento emotivo, antes de que Ben reconociera que aunque él pudiera invocar al Monstruo, era el Monstruo el que le dominaba. Creo que esta reflexión no la debemos olvidar, sobretodo de cara a los acontecimientos que están a punto de ocurrir. Por cierto, mini punto para Miles por darnos esta frase: "Viví aquí hace 30 años, también conocido como la semana pasada".

Mientras recogen la dinamita al más puro estilo Ocean’s Eleven, descubren que hay alguien más en la casa. ¡¡Widmore!! Por fin los eternos enemigos frente a frente. Widmore no pierde el tiempo en chulear ante Ben, recordándole que va “tres pasos por delante de él”. Y a Ben eso no le sienta nada, nada bien. Pero “Locke” está en camino, así que Widmore y Zoe se enconden en el armario secreto de Ben, Miles sale por patas, walkie talkie en mano para comunicarse con Ben (detalle que no hay que olvidar) y el propio Ben y Richard salen al encuentro de Smokey, el cuál, en un plis, se saca del medio a Richard (Richard no ha muerto así, ¿verdad? Porque para alguien inmortal es una muerte cutre...). Ben le espera sentado en el porche, esperando vivir, o esperando morir. Smokey, ya con forma de Locke, se sienta a su lado y parecen llegar de nuevo a un acuerdo en el que Ben se quedaría la Isla. Ben ya rechazó esto una vez, ¿por qué acepta ahora? La variante de la ecuación se llama Widmore y deseo de venganza. Ben muestra a “Locke” donde está escondido, se carga a Zoe y Ben espera ansioso que se cargue a Widmore, pero el magnate y “Locke” intercambian palabras sobre porqué el inglés está en la isla y la función de Desmond, todo a cambio de no matar a Penny. Widmore le quiere contar 'un secretito' a “Locke” y no quiere que Ben se entere. Widmore, Widmore... parece que no conozcas a Ben... porque 0,05 segundos después unas cuantas balas acaban con su vida. Mentiría si dijera que no he estado deseando este momento desde que Keamy matara a Alex... En esta batalla, yo me situé en el bando Ben, y sólo perdoné un poco a Widmore cuándo éste ayudó a Locke después de salir de la isla. Pero aún así... ¡Bravo Ben!
Ahora, me quedé bastante sorprendida con la actitud del 'antes considerado personaje más maquiavélico de la Isla', preguntando a quién más había que matar. Me recordó mucho al Sayid pos muerte Nadia, cuando se pone al servicio del propio Ben. Sólo hay algo que puede justificar esta actitud: que el hombre que siempre tenía un plan, tenga de nuevo uno. Me gusta que Ben vuelva a actuar, que tenga un papel a desempeñar y que vuelva a convertirse por momentos en un personaje ambiguo, el que me hacía tener que analizar todos sus movimientos para intentar preveer sus intenciones... Siempre ha sido un personaje complejo, a medio camino entre el bien y el mal, y pese a que adoro su redención ante Ilana (creo que me sé ya de memoria su discurso), volver a la incertidumbre respecto a sus siguientes movimientos me encanta, sobretodo ahora, en el final, cuando menos lo esperaba. Pero yo confío en Benjamin Linus y creo que se la va a jugar pero bien a “Locke”, ¡ya veremos si el lunes no me tengo que tragar mis palabras!

Y dando un salto de realidad, volvemos a tener una imagen de Ben herido delante de un espejo, un Ben físicamente “Typical Island”, pero no, es el bueno del Dr. Linus. Parece que no para de darle vueltas al mensaje de Desmond (“dejarlo atrás”), el cual le transmite a Locke. Y esas palabras hacen mella en Locke, planteándose la operación que le ofreció Jack... Por otro lado, ¡sorpresa! Desmond se entrega en la comisaría de Sawyer y Miles, y se reúne en los calabozos con Sayid y Kate... ¿Por qué? No tardaremos en saberlo, pero Sawyer y Miles se van de concierto, allí estará Charlotte... Y Desmond ha ideado un plan de fuga, comprando a la poli Ana Lucía y con la colaboración de Hugo. Todo con una condición: ir al famoso concierto. Soy yo... ¿o va a haber un reencuentro bestial? ¿qué pasa si coinciden todos en el mismo lugar? ¿qué consecuencias tendrá? ¿Estará Juliet como madre de David? ¿Se tomará el famoso café con Sawyer? Espero y deseo que así sea.

En la Isla, Jacob ha decidido reunir a sus pocos candidatos vivos. Y alrededor del fuego ocurre una de las mejores escenas. En lo que tarden en arder las cenizas de Jacob, ha de haber un nuevo protector de la Isla. Me gusta que Jacob se deje preguntar por sus candidatos, y aplaudí que fueran respuestas tan naturales y lógicas, como la de Kate. Para mi es la diferencia entre Across the Sea y este episodio. Se puede responder a las preguntas y se puede hacer desde la Isla y porque vengan a cuento. El capítulo anterior yo lo hubiera resumido e incluido a modo de flashbacks en éste, durante esta escena.
La cuestión es que tenemos nuevo candidato: Jack. Jacob les ha dejado escoger (algo que él no pudo) y el doctor, más 'Locke-hombre de fe' que nunca, decide que ha de ser él. Y después del ritual de bendición del agua, Jack se convierte en “Jackob”. Y de nuevo juntos, los cuatro losties se reúnen para proteger la luz de la Isla y matar a “Locke”...

Al otro lado de la realidad somos testigos de un momento tierno y bonito, algo que en la biografía de Ben no es muy habitual. Y es que después de que Alex se preocupe por él (¡como pueden hacerle daño al hombre más bueno del mundo!), se ofrece a llevarlo a casa en el coche de su madre. Y ahí está Danielle Rousseau, quien decide “secuestrar” al maestro e invitarlo a cenar. Danielle le agradece a Ben como trata a su hija, ya que ésta le considera como un padre, a lo que Dr. Linus no puede evitar emocionarse. Danielle se enternece y... oooooh ¡si las miradas hablaran! Me gustó esta unión, porque siempre pensé –en mi mundo de yupi , todo sea dicho jajaja- que se podrían haber juntado y criar juntos a Alex, la primera por madre natural y el segundo porque siempre se comportó como tal. Y ahora resulta que esto va a ser posible. Sinceramente, pase lo que pase en el final, espero que este aspecto no cambie, porque me encantó y creo que es el mejor final para Ben.
Los últimos minutos del capítulo nos muestran la excursión de Ben y “Locke” hacia el pozo donde se supone que está Desmond. No sin antes preguntar Linus a “Locke”: “¿por qué te tomas la molestia en andar si puedes convertirte en humo cuando quieras?” A lo que éste responde: “me gusta sentir los pies sobre la tierra, me recuerda que yo era humano”. Creo que esto demuestra sin dudas que el humo es el hermano de Jacob (sería tan feliz si pudiera referirme con un nombre a este personaje...), y no un ser aparte... por si alguien aún dudaba de este punto.

Cuando los dos llegan al pozo se dan cuenta que Desmond no está, alguien lo ha ayudado a salir (¡¿quién narices lo ha hecho?!). Pero Locke ya no quiere matarlo, si no usarlo para destruir la isla. (¿has oido Ben? Por si aún dudabas sobre unirte al lado oscuro, no creo que te quede Isla que heredar si dejas actuar a este energúmeno...). Pero... ¿ganará “Locke” la batalla y por eso la isla está hundida en la realidad alternativa?

Y aquí se pone punto y final al penúltimo episodio de Lost. Un capítulo sin una centricidad exclusiva, pero donde el peso de los personajes de Jack, Desmond, Locke y Ben ha sido importante, aportando un plus de interés e intensidad básicos para encarar el final. Ahora las fichas ya están colocadas en el tablero, ya tenemos las base del final. Sólo queda jugar la última partida. Y este episodio se ha comportado como buen telonero, dejando la acción en alto y provocando una sensación de nervios, ansias y algo de tristeza y melancolía entre los seguidores. Porque señores, esto se acaba. El día ha llegado. Este domingo-lunes la partida acabará para siempre. Pero esperemos que nos deje muuuuuchoooo material para comentar, y sí, para comernos las cabeza durante unos días, semanas o incluso meses.

Ahora sólo queda disfrutar por última vez de la sensación de incertidumbre y dejarnos llevar.

¡Nos vemos en la nueva era post-Lost!

domingo, 16 de mayo de 2010

Sólo queda una semana...

Una semana de nervios, de teorías, de ilusión, de decepción, de esperanza, de misterio...

Una semana de conversaciones sobre ciencia y fe...

Una semana para hacer el listado de preguntas que jamás tendrán respuesta...

Una semana para continuar teniendo miedo a que no nos guste el final...

Una semana para decidir si quemar la isla si no lo hace y poner a sus guionistas en búsqueda y captura...

Una semana para encumbrar a los mismos guionistas si dan en el clavo...

Una semana para unir dos realidades...

Una semana para tratar de adivinar el futuro de Jack, Kate, Hugo, Sawyer, Claire, Ben, Richard, Miles, Desmond, Widmore, ¿Lapidus?... y el Hombre de Negro...

Una semana para hacer quinielas de candidatos a vivir... y candidatos a morir...

Una semana para certificar si Jack será el nuevo Jacob...

Una semana para que Kate se decida entre sus dos hombres... o no...

¿Una semana para que Claire se suba en el helicóptero que visionó Desmond?

¿Una semana para que Richard deje de ser ‘Ab aeterno’?

Una semana para saber si el hombre que siempre tenía un plan, sigue teniendo uno...

Una semana para oír por última vez ‘Dude’, ‘Brotha’ y ‘Son of a bitch’ en boca de Hugo, Desmond y Sawyer...

Una semana que dejará en muchos rostros lágrimas mientras suena el mágico Life and death de Michael Giacchino...


Una semana, sólo 7 días, para que simplemente pase a la historia la serie que ha tenido a medio mundo en vilo durante 6 temporadas. La serie que cambió la ficción y que revolucionó Internet.


Sea como sea, la suerte está echada.

Sólo 7 días para El Final.

Namaste.



Robin Hood... ¿Qué hay de nuevo?

Una nueva versión del clásico de Robin Hood ha llegado este fin de semana a las carteleras españolas. Viene precedida de conocidas adaptaciones como la de Errol Flynn o Kevin Costner, sin olvidar la versión animada de Disney. Parece que ya todo está dicho sobre el ladrón que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Pero Ridley Scott y Russell Crowe aún tienen algo nuevo que contar.


Y es que este Robin Hood del 2010 acaba donde las otras empiezan, ya que presenta los orígenes del héroe de la Inglaterra del siglo XII. Cómo pasó de servir al rey como un destacado arquero, a estar al otro lado de la ley. Y se nos muestra un Hood más humano que héroe y con cierto punto trágico. Es curioso como en los últimos tiempos las adaptaciones a la gran pantalla de un buen número de héroes, ya sean literarios o del mundo del cómic (como Batman o incluso James Bond), se han vuelto más trágicas, ya que se nos presenta a un protagonista que también pierde, que sufre. Son héroes envueltos de una humanidad que los acerca más al público. Russell Crowe, una década más tarde de dar vida al máximo exponente de héroe trágico que fue en Gladiator, vuelve a meterse en la piel de este prototipo de personaje, aunque quizás en este caso, el espectador sufre algo menos con él y disfruta algo más.


Aún así, Robin Hood también tiene momentos que hacen sonreír al espectador. De esto se ocupan los amigos y escuderos de Robin y el fraile del pueblo (especialmente ingenioso cuando decide sacarse de encima a los franceses a base de abejas). Como curiosidad, en el primer grupo se encuentra Kevin Durand interpretando a 'Pequeño John' (jajaja). ¿Qué quién es? Ahora mismo te refresco la memoria. ¿Has visto Lost? Si es no, pasa al siguiente párrafo y si no has visto el final de la Cuarta Temporada también. Vale, ahora sí. Kevin fue el mercenario de Widmore, Martin Keamy, asesino de Alex que fue posteriormente asesinado con mucha, mucha rabia por Ben, explosionando como consecuencia el Kahana. Resumiendo, en Robin Hood es más fácil cogerle cariño que en Lost.


Cabe destacar también a Cate Blanchett, en el papel Lady Marian. Y como acostumbra a pasar también en estos últimos años, no interpreta como se suele esperar a la típica damisela en peligro, si no a una mujer completamente autosuficiente y luchadora.


En definitiva, se trata de una más que aceptable película de aventuras, con buenas dosis de acción (espadas, flechas y alguna explosión) y una pizquita de humor y amor, amenizado todo con una banda sonora de aires célticos y unos paisajes absolutamente preciosos.


Punto negativo: la primera media hora es algo lenta y cuesta entrar en la historia.

Punto positivo: los planos en la batalla contra los franceses en el acantilado, espectaculares.


Os dejo un par de tráilers:




lunes, 10 de mayo de 2010

Recordando las series de la infancia (Parte I)



Ahora somos muchos los aficionados a las series, ¿pero hasta qué punto no les debemos a los dibujos animados de nuestra infancia nuestra pasión por este tipo de ficción? Hoy quiero hacer un homenaje a las series con las que crecí, aquellas que me marcaron y que posiblemente comparta con muchos de vosotros. No están todas las que son, pero son todas las que están:

La vuelta al mundo en 80 días: Sin duda una de las que más me marcó y que incluso consiguió que años más tarde quisiera leer este clásico de Julio Verne. Rigodón y Tico están en mi podio de personajes más recordados.



Dartacán: Sigo con los clásicos, está vez la adaptación de D'Artagnan y los tres mosqueteros. Muñecos, cintas de VHS, cómics, tenía todo el pack. He aquí la que fue una seguidora muy fiel. Años más tarde sigo buscando un ejemplar a buen precio del clásico de Alejandro Dumas. Mientras tanto, me conformo con sus mil y una versiones cinematográficas.



Muppet Babies: Aún tengo en mente ese doblaje sudamericano... no sé si por ello, o por la serie en si, pero me hacía reir mucho. También me hacía soñar, siempre tenía cierto elemento fantástico e imaginativo que iba mucho conmigo. O cuando metían trozos de Star Wars... creo que con 7 u 8 años vi las pelis de George Lucas por entregas en varios capítulos de la serie. Por cierto, ¿Por qué la gallina cruzó el camino? ;)




Los Fruittis: Creo que fue la primera serie que seguí religiosamente con 4 años. Aunque los años digamos que le han hecho perder cierto encanto: al volver a ver vídeos por youtube te das cuenta que los fotogramas se repetían continuamente. No debía haber un presupuesto muy abundante xD



Los Trotamúsicos: El cassette de estos dibujos lo tengo todavía, aunque no sé como no acabó rallado de tanto escucharlo. Quizás me marcó más la banda sonora que los dibujos en sí. Por cierto, otra adaptación de un clásico, en este caso, Los músicos de Bremen.



La llamada de los Gnomos: Sé que muchos recordaréis más David el Gnomo, pero curiosamente, en mi memoria, y en mis viejos VHS, persiste más esta secuela.



El inspector Gadget: Podía ver los mismo capítulos 10 veces y me seguían gustando. Creo que en realidad sólo esperaba el momento de “este mensaje se autodestruirá en 30 segundos”. Era hilarante, la verdad xD Recuerdo con cariño jugar en el patio del colegio y cómo nadie quería ser els inspector y todas Sophie. Yo siempre acababa siendo el perro xD Por cierto, la voz del inspector Gadget la ponía el recientemente desaparecido Jordi Estadella.




La banda de Mozart: A veces pensaba que esta serie sólo la veía yo, pero me daba igual. Me encantaba. Incluso me motivó para estudiar música en el colegio. Lo sé, mis motivaciones para estudiar son realmente extrañas. ¿pero quién no podía interesarse en la música clásica con un Chopen, Beethoven, Mozart y Verdi tan guays? Una camiseta dibujada por mi padre -¡qué crack!- certifica mi seguimiento de esta serie.




Érase una vez...: ¡TODO! Esta serie nos explicó el cuerpo humano, historia, los inventores... A mi me gustaba sobretodo el cuerpo humano, por aquellos lejanos años en que pensaba que sería doctora y me empollaba los libros y VHS de la serie xD



Y hasta aquí por hoy. Realmente me ha salido una lista muy extensa, que iré publicando en varias entradas. Haciendo este post me he dado cuenta de la cantidad tan grande de series de dibujos que vi en mi infancia y lo mucho que seguí algunas de ellas. Es inevitable ponerse melancólica con este tipo de publicaciones. Pero de tanto en tanto, no va mal recordar de dónde venimos, ¿no?

domingo, 2 de mayo de 2010

Internet, la televisión y el cine: Condenados a entenderse

Locke descargándose el próximo episodio de Lost


Ya hace tiempo que pienso que Cuatro con Lost no está acertando. No porque la cambie de hora y día continuamente por su falta de audiencia, algo que considero hasta cierto punto lógico, ya que se trata de una tv privada que busca beneficios, nada más. Creo que el error de Cuatro ha sido no analizar el público de Lost. Los seguidores de la serie se caracterizan por no esperar ni 24h a su emisión en EE. UU. para descargarse el episodio. Las ansias pueden. Este público lo ve en V.O. con subtítulos. Por mucho que Cuatro decidiera acortar el plazo de emisión a tan sólo una semana respecto EE. UU., doblaje incluido, son pocos los que no hubieran visionado ya el episodio. Con lo cuál, la serie más descargada en Internet, y por tanto, una de las series de mayor éxito, no veía reflejado en audiencia estos espectadores. Siempre he pensado que les hubiera ido mejor dar el episodio al día siguiente que EE. UU. en prime time y en V. O. S. Ahora parece que a Cuatro se le ha encendido la bombillita, y está decidida a emitir el episodio final de Lost en V.O.S. a la vez que en EE. UU., lo que en hora española serán las 5 de la mañana de la noche del 23 al 24 de mayo, de aquí a tres semanas justas. (sí, técnicamente serían las 3 de la mañana, desconozco porqué se emite a las 5... quizás por los subtítulos, quizás porque toman como referencia la hora de la costa Oeste... a saber...). En este momento aún no me atrevo a hacer previsiones respecto a su audiencia, pero dudo que haya más gente a esa hora viendo la tele que los más ansiosos seguidores de la serie. Los barceloneses estamos de suerte, ese lunes es fiesta y si no nos importa acostarnos a las 7 de la mañana, pues aguantaremos. El resto, es posible que sea más complicado que lo puedan seguir. De todas maneras, creo que es una buena iniciativa y por una vez, Cuatro llegará antes que Internet, o al menos, casi a la par.


¿Y por qué expongo todo esto? A parte de para informar a algún fan de la serie despistado que aún no se haya enterado, porque creo que las televisiones poco a poco se van a ir dando cuenta del poder de Internet, y que por tanto, a los programadores les va a tocar exprimirse el cerebro para conseguir que ciertos programas y, especialmente, series tengan éxito. Para ello creo que seria necesario realizar -si no se hacen ya- estudios de audiencia potencial de una serie, y aquella que puede ir dirigida a un público joven y seriéfilo, probar a empezar a hacer emisiones con pocos días –o si es un único día, casi mejor- de diferencia respecto a EE. UU. y emitirla en versión original con subtítulos. Puede que al principio parezca una estrategia arriesgada, aunque creo que de esta manera se mataría dos pájaros de un tiro: se evitaría que el público la tuviera que buscar por Internet y quizás empezaríamos a dejar de estar a la cola de Europa en cuanto a nivel de inglés. Porque cómo siempre, aquí los debates sobre el idioma de las películas y series van con retraso. No, ya no toca lo del doblaje en catalán (esto hubiera tocado hace 20 años más bien...), si acaso, los subtítulos en catalán. Porque habría que empezar a distribuir de forma importante un mayor número de copias de las películas en versión original (50% me parecería correcto para empezar). En otros países de Europa lo hacen y no les pasa nada. No entiendo la fobia que hay aquí a las palabras “versión original”.


En fin, volviendo un poco al tema principal, hay que empezar a arriesgar, el modelo de televisión ha cambiado, no sólo por la TDT, si no a causa de Internet. No basta con colgar episodios en la web después de su emisión por tv, o que un programa tenga facebook o twiter. Ahora han empezado a surgir televisiones con Internet, como la de Sony, así que ver series on-line en el sofá puede ser una acción cada día más común y sencilla. Por tanto, o las cadenas empiezan a pensar en estrategias, o lo van a tener crudo en un futuro.


¡Ah! Y para aquellos que piensen en la ley Sinde. Sigo pensando que la solución no es restringir Internet, si no buscar fórmulas para sacarle partido. ¿Qué es complicado? Obviamente. Pero ser ministro de Cultura ha de ser algo más que ir a estrenos de cine gratis, ¿no?